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[vc_row][vc_column width=”1/1″][vc_raw_html]JTNDYSUyMGhyZWYlM0QlMjJodHRwJTNBJTJGJTJGYWNlaW0uZXMlMjIlM0VJTklDSU8lMjAlM0UlMjAlM0MlMkZhJTNFJTIwJTNDYSUyMGhyZWYlM0QlMjJodHRwJTNBJTJGJTJGYWNlaW0uZXMlMkZjb211bmlkYWQlMkYlM0ZwJTNEMTQ0NiUyMiUzRUVYUEVSSUVOQ0lBUyUyMEVEVUNBVElWQVMlMjAlM0UlM0MlMkZhJTNFJTIwJTNDYSUyMGhyZWYlM0QlMjJodHRwJTNBJTJGJTJGYWNlaW0uZXMlMkZjb211bmlkYWQlMkYlM0ZwJTNEMTc3MiUyMiUzRUdVSUElMjBERSUyMEVTQ1VFTEElMjBERSUyMFBBRFJFUyUyMCUzRSUyMCUzQyUyRmElM0UlM0NhJTIwaHJlZiUzRCUyMmh0dHAlM0ElMkYlMkZhY2VpbS5lcyUyRmNvbXVuaWRhZCUyRiUzRnAlM0QyMTMwJTIyJTNFTEFTJTIwQUNUSVRVREVTJTIwRU4lMjBMQSUyMENPTUlEQSUyMDElMjAlM0UlMjAlM0MlMkZhJTNFJTBBJTBB[/vc_raw_html][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/1″][prkwp_styled_title prk_in=”“ HOY NO QUIERO COMER “” align=”Left” title_size=”Small” use_italic=”No” samba_show_line=”Yes”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/1″][vc_column_text]La hora de la comida no tiene que ser un problema en sí misma, pero si es una situación en la que se pueden dar multitud de problemas. Uno de los típicos es la negativa a comer de manera ocasional pero en los momentos más inoportunos.[/vc_column_text][vc_single_image image=”2110″ img_link_target=”_self” img_size=”300x300px”][vc_column_text]Era el primer día de las vacaciones de verano que la familia iniciaba este año en un pueblo costero del Cantábrico. Todo iba según lo previsto. Bien el hotel. Bien la playa. Buen tiempo. Sólo había un problema. Eran las dos de la tarde y se acercaba la hora de la comida. Los padres empiezan a ponerse nerviosos. Llegan al restaurante. “¡La niña nos va a dar problemas!” Efectivamente, después de consultarle, le traen macarrones. ¡No me gustan, tienen mucha…! Daba igual el motivo. Cada día era uno distinto, pero todos los días había uno para montar el numerito. Ana con sus 4 añitos, era un encanto, en todo y para todo, excepto a la hora de comer.

El padre estaba prevenido y preparado. Se pueden hacer muchas cosas, le había dicho un psicólogo. Todas las pautas pueden ser buenas. En estos casos puedes:[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/1″][prkwp_styled_title prk_in=”POSIBLES LÍNEAS DE ACCIÓN” align=”Left” title_size=”Small” use_italic=”No” samba_show_line=”Yes”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/1″][vc_column_text]- Retirarle el plato y ponerle otro.

– Pedirle que sólo lo pruebe y luego darle otra cosa.

– Ofrecerle alguna ventaja por comer.

– Exigirle que coma la mitad y luego pasar al segundo plato.

– Obligarle a comérselo todo.

– Darle a elegir entre comer o apartarse de la mesa sin comer.

– Sancionarle por no comer.

– Retirarle los privilegios de las dos horas siguientes.

– Incluso dejárselo para cenar.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/1″][vc_column_text]Pero no hay una receta única. La edad del niño, el comportamiento concreto, la intensidad, la frecuencia, la historia, etc., pueden aconsejar hacer cosas muy diferentes.

La opción elegida por el padre, conociendo a su hija, sus reacciones, la historia de relaciones sociales, etc., fue la siguiente. Con toda la tranquilidad de la que fue capaz, le volvió a preguntar: “¿Quieres comer?” “No me gusta” respondió, la niña. “No pasa nada hija. Vamos a salir a la calle y te lo piensas”. Cogiditos de la mano buscaron un banco próximo y se sentaron.

El padre trataba de recordar las indicaciones que le habían dado. “CALMA, paciencia, habla despacio y en tono moderado, ninguna amenaza exagerada, fuera los malos modos, ninguna recriminación, aviso de consecuencias como efectos naturales de su acción y … más calma. Únicamente con la tranquilidad no se tiene el éxito asegurado. Pero sin esa calma se tiene casi todo perdido. Con calma y sentido común la mitad del trabajo está hecho para hoy y para el futuro, que puede ser más importante”.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/2″][prkwp_styled_title prk_in=”POSIBLES PROBLEMAS EN LAS COMIDAS” align=”Left” title_size=”Small” use_italic=”No” samba_show_line=”No”][vc_column_text]1. No comer sólo.

2. Comer muy despacio.

3. Entretenerse con objetos.

4. Guarrear con…

5. Vómitos.

6. Ensuciarse en exceso.

7. Negarse a probar…

8. No acudir a comer.

9. Levantarse.

10. Ocultar comida.

11. Rumiar o “hacer bola de comida”.

12. Comer en exceso.

13. Utilizar utensilios.

14. Etc., etc.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”1/2″][prkwp_styled_title prk_in=”ALGUNAS LÍNEAS CONCRETAS DE ACCIÓN” align=”Left” title_size=”Small” use_italic=”No” samba_show_line=”No”][vc_column_text]- No improvisar.

– Tratar de ser rutinarios en horarios, formas, posiciones, etc.

– Ir enseñando por pasos muy pequeños

– Tener exigencias moderadas.

– Mantener las líneas de actuación.

– Que repare con las consecuencias lo mal hecho (Ej.: tirar el agua).

– Aplicar consecuencias lógicas y menos el castigar.

– No comer entre horas.

– No entrar en largas discusiones.

– Ignorar todo lo posible lo que son llamadas de atención.

– No alargar en exceso los tiempos de la comida.

– Comer siempre en el sitio de la comida, no por los pasillos, andando, etc.

– Etc., etc.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/1″][vc_column_text]”Hija, piénsatelo bien. Voy a esperar un ratito y en diez minutos volvemos, porque yo si quiero comer. Si dices que no quieres comer no va a pasar nada. Entramos, te sientas y esperas a que los demás terminemos. Si haces cosas como chillar, levantarte, molestarnos, etc., te castigaré. También estarás de acuerdo en que si no quieres comer es porque no tienes hambre, luego esta tarde no habrá helado, ni chucherías, ni nada similar hasta la hora de la merienda. Si quieres comer entramos y todo irá bien para que haya helados, playa, etc.” Le preguntó sólo dos veces más si tenía decidido comer. “Todavía no”, contestó la niña. No hubo más charlas, ni explicaciones. Pasados los diez minutos, el padre le indicó que había que entrar y volvió a preguntar. “¿Te has decidido?” Y, la niña respondió que …

Lo que iba suceder, a continuación, daba igual. Aunque era preferible que comiera, lo importante ya estaba hecho. Se habían marcado las líneas de educación que servirían para el futuro. Si la respuesta fuera:

“No quiero comer”. Entonces entrarían en el restaurante. Se sentarían. Ana estaría formal y no comería nada. Se hablaría con normalidad. Se bromearía, si hubiera ocasión. No habría malas caras, no habría más riñas. El trato hacia la niña sería como para una hija muy querida. No se le habría castigado a ella, no se pretendería amargarla. Simplemente, se le dejaría con su elección, que era la de no comer nada hasta la hora de la merienda. Si hiciera comportamientos incorrectos, se tratarían como tales y como se haría aunque hubiera elegido comer.

“Si quiero comer”. Entonces entrarían en el restaurante, se felicitaría su decisión. y se comería con normalidad. Si en algún momento quisiera dejar de comer, la opción sería la anterior.

Ana, nuestra niña, en esta ocasión decidió comer.[/vc_column_text][bquote prk_in=”RECETAS PARA LAS COMIDAS

A.- Cuidar las ACTITUDES

B.- Elegir las LÍNEAS DE ACCIÓN

C.- Constancia y Coordinación” type=”plain”][vc_column_text]Como le había dicho el psicólogo al padre de nuestra historia no hay una receta única. Puede ser válida una actuación y la contraria en dos situaciones distintas. Por ejemplo: un niño bajo en defensas y sin reservas no debe quedarse sin comer; un niño de tres años bien alimentado puede quedarse sin una comida. Si a la multitud de posibles actuaciones le añadimos la cantidad de problemas que pueden surgir en la comida, las posibilidades de actuar pasan a ser poco menos que infinitas según las circunstancias.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/1″][prkwp_styled_title prk_in=”LA IMPORTANCIA DE LAS ACTITUDES” align=”Left” title_size=”Small” use_italic=”No” samba_show_line=”Yes”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/1″][vc_column_text]Hemos analizado cómo actuar en una situación concreta de una manera concreta. No podemos aquí analizar todas las posibilidades. Sin embargo, si debemos resaltar la importancia de las actitudes ya que de ellas va a depender en gran parte el éxito o el fracaso de una actuación. Por ejemplo, dejarle sin comer con histerismos o dejarle sin comer con una actuación calmada tiene efectos muy distintos.

El problema de las actitudes es que son actitudes, es decir, “que salen sin querer”. Son predisposición, tendencia, costumbre de hacer algo de una manera determinada. Si llego al convencimiento de que debo cambiarlas el problema es cómo cambio una actitud. Al no depender directamente de la voluntad debo seguir otros procedimientos.[/vc_column_text][prkwp_styled_title prk_in=”¿CÓMO TRABAJAR LAS PROPIAS ACTITUDES?” align=”Left” title_size=”Small” use_italic=”No” samba_show_line=”No”][vc_column_text]A) Elegir la que deseo tener.

B) Analizar los razonamientos que sustentan las actitudes que tengo.

C) Trabajar para cambiar las propias formas de pensar.

D) Empezar a practicar la actitud deseada.

E) Darnos tiempo a nosotros mismos para ir consiguiendo avances.

F) Tener constancia en los esfuerzos por cambiar.

G) Confiar en el éxito propio a medio y largo plazo.

H) Reconocernos y felicitarnos por los propios éxitos.

I) Seguir y … seguir practicando.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/1″][prkwp_styled_title prk_in=”EJEMPLOS DE RAZONAMIENTOS RELACIONADOS CON LAS ACTITUDES” align=”Left” title_size=”Small” use_italic=”No” samba_show_line=”Yes”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/1″][vc_column_text]- La angustia nos lleva a pedirle comer las mismas cantidades todos los días. Nos podemos angustiar porque un niño un día tiene menos ganas de comer. Nos puede costar admitir esas “menos ganas de comer” porque pensamos que siempre debe tener ganas. ¿Tenemos los adultos siempre las mismas ganas? ¿Puede un niño tener menos ganas de comer un día que otro?

– Exigentes en las comidas. Como comer es necesario para sobrevivir, concluimos que es obligatorio comer. De aquí se pasa fácilmente a pensar que es obligatorio comer a ciertas horas, ciertas cantidades, ciertos productos, a ciertos ritmos, etc. En resumen: la comida es una obligación. Todo nos puede ir mejor si cambiamos el razonamiento: “Comer es un privilegio y no una obligación”.

– Miedo porque come poco. ¿Debe comer como un adulto porque “gasta más”?¿Debe comer mucho para que tenga reservas?

– ¿Funcionan los mecanismos biológicos para poner en marcha la necesidad de comer, las ganas de comer? No lo dude, funcionan. Pero si tiene dudas consulte con su pediatra.

– ¿Debe comer de todo a una edad determinada? ¿Podemos retrasar unos meses el que pruebe o coma ciertos productos? ¿Comemos los adultos de todo?[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/1″][vc_column_text]© Marcelino Ruiz de Arcaute Martínez[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/1″][/vc_column][/vc_row]