El juego no es solo diversión: es la base del aprendizaje y el motor del desarrollo.
Desde los primeros descubrimientos sensoriales hasta los juegos en grupo, cada etapa enseña a los niños y niñas a conocerse, relacionarse y pensar por sí mismos.
En la escuela infantil, jugar es mucho más que aprender: es crecer.

Las escuelas infantiles privadas no solo ayudan a conciliar. Son espacios de educación y equidad, que detectan precozmente dificultades y permiten a cada familia elegir el modelo educativo que mejor encaja con sus valores. En Madrid, con una tasa del 54,4 % en 0-3 años y becas de 177 € al mes, son un pilar esencial para el presente y el futuro.

Cada vez más centros infantiles sustituyen la idea de “adaptación” por la de “acogida y vinculación”. Este cambio de mirada reconoce que el inicio escolar no es solo habituarse a un entorno, sino establecer relaciones afectivas seguras que acompañan al niño y a su familia en todo el proceso educativo.